martes, 29 de enero de 2019

Ciudad




En las paradas, los niños españoles
esperan los buses
acompañados de mujeres colombianas.

Los semáforos detienen a motoristas
que aspiran el humo del coche que les precede.

Las cajeras de supermercado consiguen cupones
que canjean por camisetas de fútbol rojas.

Los profesores comparten los miedos infantiles
que los infantes no contaron en casa.

Y los adultos, en general, se afanan
en incrementar una cifra que les permita
no esperar buses de colegio.


Y, mientras, todos nos sentimos solos.





Josecho Vía

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