Nos separa un impenetrable silencio
en las noches más largas de invierno;
Y sólo las luces, al alba,
nos devuelven la ilusión perdida.
Por momentos mis fuerzas flaquean
y quisiera contarle, entonces, a ella,
mis debilidades más ocultas.
Como siento yo el frescor del río
y el silbido del viento en los árboles,
pero; ¿Querrá ella saberlo?
¿Querrá despertar del letargo
que la mantiene viva?
¿Podrán escuchar sus oídos
lo que aliviado cuento a mi cómplice?
La verdad, en cierto modo, nos separa,
la mentira aflora a menudo
y sólo las verdades a medias nos salvan.
Una de ellas lo sabe;
Sabe que mi vida es sólo media vida,
y es la mitad que no vivo
la que querría contar, algún día,
a alguien más joven que yo,
sin mentirle.
Josecho Vía
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