Una
lágrima recorre mi mejilla
lentamente, sin prisa,
para caer finalmente
sobre tu vientre desnudo.
Indiferente al silencio,
desconcertada pero conocedora
del por qué de su camino:
¡Sabe que jamás volveré a
verte!
.
Maldigo la felicidad
que se presenta para anunciar
que no es posible,
que no tiene continuidad.
Que te esclaviza a tus
recuerdos
para vivir de tu pasado con
nostalgia,
para anunciar un futuro
sin sentimientos, sin ti.
Reviviré tiernas escenas
que
me elevarán a lo más alto,
para caer en picado
ante la cruda realidad.
Y te contemplo, dormida,
mientras pienso en la ruptura
del lazo que nos une.
Y sigo llorando, en silencio,
mientras suelto el hilo
de nuestra cometa.
Josecho Vía

No hay comentarios:
Publicar un comentario